"La emoción que activa la cultura" - Jon Ruigómez Matxin

Las emociones fijan los recuerdos, de modo que una vivencia positiva, se nos presenta con más intensidad. Y si esa experiencia es compartida con otras personas, ese efecto es aún mayor. Esto es lo que me ha sucedido personalmente durante los años que llevo en la dirección de Itsasmuseum, periodo en el que se acumulan los buenos recuerdos asociados a nuevas exposiciones, las embarcaciones que nos han visitado, las piezas que restaurado, o conferencias magistrales que hemos acogido.

Pero, si hay algo que recuerdo con especial emoción es la aportación que nos han hecho las personas voluntarias del museo, tanto a nivel de conocimiento como a nivel humano. Personas de todas las edades y condición que comparten con generosidad su tiempo y el conocimiento adquirido, a veces, en toda una vida. Compromiso y dedicación que desde el museo agradecemos poniendo la mayor atención y profesionalidad posible en nuestro trabajo. 

Estas personas suelen ser jubiladas que eligen un envejecimiento activo; estudiantes con inquietud por la historia, el patrimonio o, simplemente, que quieren conocer el mundo que les rodea; navegantes que, cuando no están de marea, quieren seguir cultivando su interés por el mar o personas en periodos de desempleo que aprovechan para vincularse a un proyecto cultural, entre otras. En definitiva, una diversidad enriquecedora para el museo y para las que forman esa pequeña comunidad.

Además, Itsasmuseum, a través de Erain, su taller de carpintería de ribera cuenta con un programa en el que participan estudiantes de un centro de Formación Profesional, que ofrece cursos orientados a la búsqueda de empleo, dirigido sobre todo a jóvenes en riesgo de exclusión social.

En definitiva, personas voluntarias y estudiantes de FP, que forman, junto a la plantilla del museo y otros agentes colaboradores, una comunidad de personas, diversa, dispuesta y generosa, que colabora conjuntamente en favor del patrimonio marítimo y lleva a cabo la restauración de diferentes elementos, tanto embarcaciones reales, como modelos navales u otras piezas de patrimonio marítimo.

Una comunidad en la que se produce un diálogo entre personas jóvenes y personas mayores, entre personas nacidas aquí o en otros lugares, estén activas o no lo estén, y este diálogo intergeneracional e intercultural es absolutamente enriquecedor para todas. A las mayores les permite compartir su conocimiento, acumulado durante décadas, haciéndoles sentirse valoradas. A las jóvenes les permite aprender, tener referentes y sentirse acogidas. Y a Itsasmuseum, además de colaborar en la conservación de su patrimonio y la difusión de la cultura marítima, le dota de un calor humano, de una cercanía a la comunidad, de una emoción que, al final del día, es lo que uno se lleva a casa y lo que fija en sus recuerdos con emoción.

Jon Ruigómez Matxin

Director Itsasmuseum Bilbao