"Cultura para una sociedad en transformación" - Fernando Pérez

La sociedad contemporánea es cada vez más variable y más híbrida. Es un sistema complejo y diverso, en continua transformación y con necesidades de comprensión distintas en cada momento. Y esa comprensión llega en gran medida desde la cultura como canalizadora de la reflexión, el conocimiento o la experiencia.

Fernando Pérez - Director del Centro Azkuna

Fernando Pérez - Director del Centro Azkuna

La cultura contemporánea es una necesidad para vivir en una sociedad mejor, más rica y más tolerante con las diferencias. Nos aporta valor colectivo, un sentido de pertenencia, implementa valores críticos, hace evolucionar los modelos económicos, sociales y culturales, mejora la sostenibilidad y es un elemento diferenciador. Pero la cultura es algo más. Es sociedad y desarrollo. Su valor debe medirse también en parámetros de inclusión, de identidad, de convivencia, de participación, de creación o de ilusión. Seguramente, si pudiéramos tangibilizar todos estos aspectos, la cultura nos ofrecería los más altos ratios de rentabilidad no solo social sino también económica. Es, por lo tanto, algo fundamental, que fluye en todos los estratos de nuestra realidad cotidiana.

La cultura contemporánea, a través del arte y la creación, genera experiencias personales y colectivas, nos aporta otra mirada, la mirada de los y las artistas, y el conocimiento necesario que ayuda al crecimiento de las personas, que dota a la sociedad de una conciencia más crítica y más diversa. En este contexto, cada vez más complejo y cambiante, desde la cultura tenemos la obligación de repensar nuestros contenidos, de innovar y proponer a la ciudadanía nuevas formas, nuevos espacios y nuevos modelos.

Por eso, la transformación continua es esencial para centros culturales como Azkuna Zentroa – Alhóndiga Bilbao, cuyo planteamiento está definido desde el servicio público. Son las instituciones más cercanas a la producción, a la labor educativa y a la divulgación. Por eso estos espacios viven en una disglosia permanente: o están vivos o están muertos, no hay un camino medio. O generan, producen, están vigentes… o acaban desapareciendo como proyectos transformadores. Han quedado atrás los tiempos en los que un edificio se bastaba a sí mismo para cambiar la fisonomía artística de una ciudad. Es hora de que una programación sea capaz de conseguir ese cometido.

Para mí la transformación es la clave, siempre lo ha sido. Con esta visión desarrollamos el actual Proyecto Programa para hacer de Azkuna Zentroa, el Centro de Sociedad y Cultura Contemporánea de Bilbao, un espacio vivo y orgánico que asume su deber de ofrecer respuestas a los desafíos de cada momento, contribuyendo a la transformación y construcción de una sociedad más creativa, crítica y diversa. Es también un lugar de convivencia, generador de impactos que nos moldean, que construyen nuestra forma de ser individual y nuestros comportamientos colectivos.

Por eso, creemos que es muy importante tanto el proceso creativo, como la celebración del “evento” y lo que queda de él, el poso de conocimiento que deja y su registro a través del Archivo o las publicaciones que editamos. Y por eso hablamos de Azkuna Zentroa como un espacio para la práctica, el proceso y la experiencia.

La programación estará enfocada a las personas usuarias, a las distintas comunidades de públicos, potenciando formas diversas de experimentar la cultura. Trabajamos con modelos híbridos que favorecen la cotidianidad de lo contemporáneo para llegar a todas las comunidades de públicos. Leer un libro, visitar una exposición, ir al cine, ver un espectáculo de teatro, disfrutar de un concierto, escuchar un podcast, conversar… son experiencias únicas del día a día que nos pueden cambiar la vida. Damos valor a lo diverso, teniendo en cuenta a todos los ciudadanos y ciudadanas, sin excepción, promoviendo medidas de accesibilidad integradas en el desarrollo de los procesos culturales.

Azkuna Zentroa – Alhóndiga Bilbao añade valor y abre a la ciudad a nuevas oportunidades, a nuevas formas de pensar las experiencias artísticas y de acceder a la cultura. Este modelo que buscan otras ciudades es ya una realidad en Bilbao. Pero no podemos dejar de mirar a un futuro donde todo se pueda reinventar, imaginar y repensar. En eso consiste nuestra obligación y nuestra meta.