No hay duda alguna de que el cambio climático representa uno de los mayores retos ambientales, sociales y económicos a los que nos estamos enfrentando como humanidad.
"¿Preparadas para la acción?" - Nerea Ortiz Olarra
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU viene remarcando desde hace tiempo que la evidencia científica sobre el calentamiento del sistema climático es inequívoca, y así se está evidenciando día tras día: la temperatura global aumenta, los océanos se calientan y se acidifican, los glaciares retroceden, las masas de hielo de Groenlandia y Antártida disminuyen, aumenta el nivel del mar, cada vez son más frecuentes e intensos los eventos meteorológicos extremos como las olas de calor, … Todo ello afecta a los ecosistemas y a la biodiversidad, y por consiguiente, también a nuestra sociedad, suponiendo un desafío para nuestro modo de vida.
Su naturaleza de largo plazo, la gran incertidumbre sobre los impactos futuros y las responsabilidades éticas realmente hacen que nos encontremos ante un reto muy complejo. La comunidad científica recomienda no sobrepasar el calentamiento global de 1,5 o 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales para evitar o reducir algunos de los efectos más catastróficos. Para ello, el pico de emisiones de CO2 se debe producir antes del 2025, y además, para el 2030 se deben reducir un 43% las emisiones de CO2 y un 34% las de metano. Las soluciones, o parte de ellas, también están ahí, ahora solamente falta la apuesta decidida por políticas valientes y su implementación.
En todos estos avances, tanto en entender las causas y consecuencias del cambio climático como en la aportación de soluciones de adaptación y de mitigación, la ciencia ha jugado un papel fundamental. ¿Pero cuál es nuestra aportación individual y colectiva como sociedad? ¿Somos conscientes de que si no cambiamos nuestros comportamientos y hábitos de vida/consumo el mundo que dejemos a nuestras futuras generaciones nada tendrá que ver con el que nosotros y nosotras hemos conocido? ¿Somos conscientes de nuestra responsabilidad individual y colectiva? ¿Somos conscientes de que desde nuestro territorio también tenemos mucho que aportar?
Trato de ser positiva y de mantener la esperanza en las personas. Una sociedad bien formada e informada es precisamente la que puede contribuir a la apuesta decidida de los gobiernos de tomar medidas urgentes, valientes y justas en la lucha contra el cambio climático. Porque tampoco nos olvidemos, el cambio climático no afecta a todas las personas por igual. Esta consideración sería digna de otra reflexión específica. En el centro de investigación “BC3 – Basque Centre for Climate Change” donde trabajo desde 2008, tenemos como objetivo aportar conocimiento multidisciplinar y de excelencia sobre el cambio climático para contribuir desde lo local, desde Bizkaia, a este gran reto global. No es un reto sencillo. Pero lo tengo claro. Es momento para la acción, para la acción conjunta, pero también para la acción individual, porque cada persona cuenta, cada gesto cuenta en la transición a un mundo más justo y sostenible.
Nerea Ortiz Olarra