Tamara Sayago

Ser voluntaria ha formado parte de mi vida desde que tenía 18 años. Siendo aún una niña en un mundo de adultos, supe que yo podía poner mi granito de arena para cambiar el mundo. Hoy, 23 años después, sigo activa como voluntaria gracias al voluntariado corporativo que ofrece mi empresa, Iberdrola. A veces, la falta de tiempo y el desconocimiento de con quién colaborar, hace que las ganas desaparezcan. Tener las oportunidades en casa lo hace más fácil y accesible.

Voluntariado Corporativo

Tamara Sayago:

Voluntariado Corporativo

Mi nombre es Tamara Sayago, tengo 41 años, vivo en Usansolo, soy amatxu de 2 terremotos llamados Ainhize e Imanol y trabajo en Iberdrola desde hace casi 5 años.

Con 18 años recién cumplidos empecé siendo voluntaria en Gorabide. Los sábados a la tarde de 4 a 8, me convertía en una más de un grupo de personas con discapacidad intelectual. Así estuve casi 3 años, “sacrificando” mis tardes de sábado por ser voluntaria. No fue para nada un sacrificio, fue una experiencia que, sin duda alguna, ayudó en parte a ser la persona que soy ahora.

Cuando empecé a trabajar, entré en una multinacional donde se me dio la oportunidad de seguir siendo voluntaria. Ahí descubrí el Voluntariado Corporativo. ¿Cómo? ¿Voluntario Corporativo? Sí, es la oportunidad que brindan las empresas a sus empleados para poder formar parte de acciones de voluntariado.

Cuando entré en Iberdrola, y una vez asentada, una de las cosas que más me llamó la atención fue el amplio catálogo de acciones de voluntariado que Iberdrola ofrece a sus empleados y familiares de empleados. ¡Podría seguir haciendo voluntariado! En la medida de lo posible, me apunto a todas las que me encajan… ¡Ojalá pudiera apuntarme a más! En estos últimos años he realizado muchas, a cada cual más bonita, y todo gracias al Voluntariado Corporativo.

Las acciones de voluntariado van desde reforestaciones, campañas de recogida de juguetes y/o comida, cursos a inmigrantes, refugiados, celebración y apoyo de los días 8 de marzo, 25 de noviembre y 19 de octubre, curso de defensa personal, grafiti inclusivo, presentación de los ODS de Naciones Unidas en la eskola de mis hijos y entrega de pijamas para niños hospitalizados. Estas dos últimas acciones han sido las que más me han llenado. Cabe destacar que, el tiempo que yo he invertido en estas acciones han sido de carácter totalmente voluntario, destacando el apoyo de mis compañeros de trabajo y jefatura, ya que, si yo me apunto a cualquiera acción, ellos toman el relevo de mi trabajo.

Y todo gracias al Voluntariado Corporativo, curioso, ¿verdad? Dejamos a un lado por un momento nuestro rol de empleado, nos ponemos la camiseta de voluntariado y, con la facilidad de tenerlo a mano y sin necesidad de buscar, las acciones están ahí. Esto facilita el camino. Es algo que debería implantarse en todas las empresas, porque la falta de tiempo y el desconocimiento de con quién colaborar, hace que las ganas desaparezcan. Tener las oportunidades en casa lo hace más fácil y accesible.