Yuko Huali Alvarez Peral

Desde mi experiencia, animo a todo el mundo a ser voluntario, ya sea limpiando playas o en un club de baloncesto. A mí me aporta muchísimo, he conocido gente maravillosa en todos los lugares en los que he participado.

Alumna de San Fidel ikastola

Yuko Huali Alvarez Peral

Aunque sólo sea un poquito

Kaixo! Soy Yuko, tengo 17 años, vivo en Muxika y estoy en el peor año de mi trayectoria académica (todos los que hayáis pasado por segundo de bachillerato me entenderéis). Intento tocar la guitarra; soy vegetariana y miope; no entiendo los chistes ni el sarcasmo; doy pena en los deportes, aunque lo intento (mantenerme sobre la tabla de surf se ve como un futuro muy lejano); soy una crack en los idiomas e incluso en los estudios (lo que peor se me dan son las mates, pero no desisto, es que me encantan); la filosofía ha sido mi gran descubrimiento y soy una romántica empedernida (¡¡INSANA!!, grita mi madre por detrás).

Soy una chica tímida, pero también soy de las que se apuntan a un bombardeo y, desde que tengo memoria, he disfrutado estar entre bambalinas; organizando, ayudando y participando.

No recuerdo exactamente cómo ni cuándo el voluntariado empezó a formar parte de mi vida. Por un lado, sé que me viene por herencia familiar, ya que mis gurasos siempre han estado implicados en diferentes causas sociales y me han inculcado los valores que me hacen quien soy ahora, entre ellos la importancia del altruismo. Mirando atrás me doy cuenta de que cada vez que se preguntaba "¿Alguien puede…?", yo ya había levantado la mano, a veces en cosas que me quedaban demasiado grandes para mi edad, pero yo siempre estaba dispuesta a ayudar.

Ya sería en un acto benéfico o en una protectora de animales, ya sería en cosas más oficiales como en el festival arquitectónico Open House o en el museo de la paz de Gernika…

Con la protectora Bitxos Bermeo empecé casi por casualidad, en un proyecto de clase donde tenías que hacer 20 horas de voluntariado, pero yo terminé yendo todo el año. Bitxos hace una labor increíble por los animales que buscan un hogar en la zona de Bermeo, se encargaban de crear zonas seguras para aquellos que vivían en la calle y en un local acogían a aquellos más vulnerables. Durante mi estancia ayudé a acondicionar esos lugares y sociabilizar a los gatos adoptables. Además esto me llevó a colaborar con el proyecto Brownie que se basaba en recaudar fondos para que Brownie, un perro labrador fuese entrenado para asistir y acompañar a un niño con TEA, me consta que ahora son muy felices juntos. En este momento estoy colaborando con el museo de la paz de Gernika porque creo que la historia que se olvida está condenada a repetirse, y en este momento histórico el fascismo avanza no solo en Europa, sino que en todo el mundo y es crucial que las jóvenes tomemos partido. Por ello me están formando para hacer visitas guiadas y así concienciar a los visitantes acerca de lo que sucedió en Gernika hace 88 años.

Creo que el voluntariado me ha ayudado a definirme. Hace no mucho estaba decidida a estudiar medicina, pero con la selectividad a la vuelta de la esquina, tener un plan B era imprescindible. Yo buscaba alternativas que me llevasen de vuelta a ser médica, pero cuando mi madre dijo: “Olvídate, ¿qué es lo que a ti realmente te gusta hacer?”. Me di cuenta de que lo que realmente me gustaba era aquello que hacía en los voluntariados: hablar con la gente, explicar el proyecto, ayudar en lo necesario… Ahora tengo claro que quiero estudiar Relaciones Internacionales y lo que empezó siendo mi plan B se ha convertido en el abecedario completo, dando un giro de 180º a lo que pensaba hacer hasta el momento.

Desde mi experiencia, animo a todo el mundo a ser voluntario, ya sea limpiando playas o en un club de baloncesto. A mí me aporta muchísimo, he conocido gente maravillosa en todos los lugares en los que he participado y he aprendido muchísimo de ellos y ellas; también he participado en proyectos que me han llegado al corazón y es que en una sociedad que tiende cada vez más al individualismo, el hacer cosas sin esperar nada a cambio resulta crucial para lograr un mundo mejor (aunque solo sea un poquito).