"El voluntariado como herramienta terapéutica en salud mental" - Pamela Parada

Está claro que el voluntariado tiene efectos positivos y por qué no integrarlos en un programa de tratamiento. Esta idea permite sostener el desarrollo de una mayor autoestima que se puede nutrir de la adquisición de nuevas habilidades para poner en macha en el propio proyecto de vida.

Imagen de Pamela Parada Fernández, IMQ Amsa

Pamela Parada - Coordinadora de la Unidad de Desregulación Emocional en IMQ-Amsa

La Unidad de Día de Desregulación Emocional es un servicio asistencial que se encuadra dentro del Hospital de Día de IMQ Amsa. La Unidad de Día nace con la convicción de ofrecer un espacio terapéutico intensivo con características de comunidad terapéutica y con estructura multifamiliar. Dirigido a personas que tienen una fuerte inestabilidad emocional produciendo un impacto en la vida personal, familiar y social. Hemos conseguido articular un programa terapéutico con terapias basadas en la evidencia y dando cabida a un espacio vital para los pacientes y sus familias.

Hemos incorporado el voluntariado como parte angular del tratamiento, a partir de aquí pueden surgir numerosas preguntas, como por ejemplo ¿por qué hacer un trabajo que no tiene remuneración dentro de un programa de tratamiento intensivo para pacientes con desregulación emocional? Para responder a esta pregunta nos hemos dado cuenta de que los pacientes que acuden a esta Unidad de día tienden a tener relaciones caóticas, difíciles e incluso pueden estar atravesando momentos vitales que cuentan con bajo reconocimiento y donde el sentimiento de valía tiene poca cabida.  Es por ello, que cobra sentido el voluntariado, en primer lugar, para demostrar que se ha alcanzado un cierto grado de estabilización dentro de su propio proceso terapéutico. En segundo lugar, podemos darnos cuenta de que a todas las personas nos gusta algo y que se nos puede dar bien. Es por esta razón que un voluntariado bien canalizado puede ser una oportunidad de crecer en lo personal, poder adquirir motivación, alcanzar recompensas emocionales, así como sentirnos válidos y reconocidos. En tercer lugar, descubrir nuevas realidades y dotar de significado a la propia experiencia. 

Creemos firmemente que una participación social activa les puede permitir a las personas que acuden al Hospital de Día volver a empezar, porque se puede volver a empezar al día siguiente, retomar un lugar importante en la sociedad, así ganar en autonomía y en la participación comunitaria. En el fondo estamos intentando des-localizar el espacio de cuidado y abrir a lugares de acción y participación social en las que las personas comparten más cosas que un diagnóstico o problemática, comparten experiencias, aficiones, intereses y deseos.